- ¡Tomás! ¡Arriba! Es tarde-le grito la madre de Tomás.
Se llama Noelia, es morena, con los ojos bien grandes marrón oscurísimos. Noelia tiene el pelo
negro siempre peinado cuidadosamente. Su cabello está decorado con un lazo
amarillo. Cuando Tomás baja a desayunar su madre normalmente está en la concina
envuelta en su bata azul.
Mientras tanto Tomás se bestia. Es un chico más o menos moreno de pelo
castaño clarito. De ojos marrones oscuros del todo. Siempre viste de colores
claros porque si lo haría en el sentido contrario no ``se le vería´´.
De repente llaman a la puerta y entro yo, pausa, yo me llamo María, soy la hermana pequeña de
Tomás y también soy la narradora. Soy algo
bajita, mi pelo es tan hermoso como el
de mi madre pero yo no me pongo cosas raras en la cabeza, simplemente una
diadema. Me encanta el color amarillo como a mi madre. Yo sí que sé de moda, no como el tonto de Tomás. Me encantan los
pendientes y las pulseras, en general
las joyas.
Sigamos, sigamos.
-¿Puedo pasar?- es que a mi hermanito hay que pedírselo todo bien.
-Depende para qué, me estoy vistiendo- contestó tranquilo.
-Pues yo entro y ya está, de verdad no hay persona más educada que él.
Todo bien ordenado. Su cama hecha en un periquete. Sus libros, sus
balones (no los usa) todo, todito muy
bien. En cambio yo me he levantado, he
dejado la cama sin hacer y me he vestido.
-¿Bajamos ya a desayunar? Mamá está esperando- dije yo sin temor. Menuda
ropa lleva hoy. Es horroroso, imaginaros, si tiene una cita, ¿con qué va a ir?. ¿Con un chándal sudoroso y unas playeras
rotas? De verdad…. Al fín hemos bajado. Me encantan las escaleras de casa. Son
de caracol color madera de roble bien fuerte. Las barandillas de marroncito.
-¿hemos tardado?-le dije preocupada- es que Tomás tarde en todo…
-No, no habéis tardado, pero no le
eches toda la culpa a tu hermano- respondió mamá.
-Blablabla- siempre a mí, pero que se le va a hacer….
Nos sentamos en la mesa redonda en el centro de la cocina. Hoy y como
siempre había tortitas con sirope, un
zumo grande y líquido de naranja. También había tostadas con mantequilla.
-Qué buena pinta tiene todo esto- comentó Tomás tras sentarse en su sitio
y en una silla grande de roble blanca-me encanta la comida que pones, ójala
María pudiera hacer lo mismo, ji, ji, ji.
-Yo hoy no sé qué hago, ahhh ven aquí-dije yo tan mosqueada.
Mamá nos separó con sus fuertes brazos y ennegrecidos.
-¡¡¡Ya vale!!!-dijo al fin Noelia furiosa-Siempre igual. ¿No sabéis comportaros como unos hermanos
corrientes?
-Noooooo-contestamos a coro Tomas y yo.
-Bueno ¿desayunamos ya?-dije mirando a Tomás.
Tomás cuando quiere es un verdadero palurdo, pero otras veces puede ser el tigre de la
familia.
-Si vale- contestó con picardía Tomás, con esa mirada de pícaro.
-¿Qué tal el examen de biografía?-preguntó mama a María ósea yo.
-Bien… he sacado un 9 con 5.-la contesté yo.
Cuando acabamos de desayunar. Fuimos a lavarnos los dientes. Mi cepilla
era amarillo y el de Tomas azul. No puedo
comprender como entre Tomás y yo haya tan poco respeto… aunque yo no le tomo el
pelo… bueno, igual un poco, pero solo un poco.
-No te eches tanta pasta de dientes… con un poco que te eches vale-dije
yo (María)
-No quiero…..déjame en paz-contestó el bruscamente
-No os entretengáis aunque tengáis el instituto a dos pasos de aquí 5
minutos es tiempo ¿vale?-nos dijo mamá antes de salir de casa
-Siiiiiiiiiiiiiii-le contestamos
Salimos de casa y empezamos a bajar la mini pero constante cuesta que
había de casa al instituto, solo se tarda un par de minutos. Yo saqué el tema de la chica que le gusta a
Tomas, le intentaré sacar todo lo que pueda.
-Oye Tomás, ¿qué fue de tu amor de
color castaño y de ojos verdes?
-Te refieres a… ¿Teresa?. Ella ya no me gusta, se ve que no le gusto y
además no mira mis notas de amor, solo
se queda con la caja de bombones y tira el sobre a la basura al ver que pone mi
nombre.
-¿Y si ella hiciera una simulación?. Quiero decir hacer otra carta y tirarla y
quedarse con la verdadera, no crees que ¿podría hacerlo?.
Yo no te creo, sigo creyendo que la quieres y que te tirarías de cabeza a
un charco de barro para que ella pase por en cima tuyo y te comerías la comida
de la cafetería por ella-le solté yo de repente
-Ni loco, no no y más no, no me comería la asquerosa comida de la
cafetería, ¡¡¡¡¡jamas!!!!! ¡¡¡¡¡jamas!!!!!
- Bueno…. sigo sin creerte, además llevas enamorado desde tercero, cuando
íbamos al cole y te pones colorado cuando te hablan de ella.
Teresa es la chica que quiere Tomás. Es morenita y tiene el pelo castaño,
los ojos de Teresa son verdes, es la más amada por los chicos de todo el
instituto, su mejor amiga es Carolina que es rubia, de ojos azules, siempre va
de rosa, es muy antipática, es decir es
la diva del instituto, su segunda mejor amiga soy yo, a Teresa le gustan los chicos
morenos como ella que sean amables, románticos… Bueno del modo que toda chica
desea un chico, Tomás no es de los más populares ni de los más guapos, es
normal. Este está enamorado de Teresa desde hace mil años.
Llagamos a la puerta del instituto en silencio porque mi hermano se ha
enfadado y no me habla. Él se fue con los suyos y yo con las mías.
Tomás se acercó a nosotras tras cuchichear con sus amigos, llevaba algo
detrás de la espalda, nadie lo veía. Teresa se puso colorada y después me
miró, yo me quedé en silencio.
-Teresa, María venid con migo a ¡SOLAS!-nos comentó a Tersa y a mi y
después se aparto del grupo. Nosotras fuimos tras él.
-Teresa, qui… quie… quieres… ser mi no….-empezó Tomás
-Si quiero- contestó Teresa, sin
dejar acabar la pregunta a mi hermano, agarrándose a su cuello y dándole un beso en
la mejilla colorada-lo estaba esperando ¡ya es hora! Te veo luego y hablamos
-Ehhh…ehhh….que ha pasado…- comentó Tomás confuso.
-Lo conseguiste ¿oye le has dado el ramo de flores?- le pregunté yo
-Si, se lo di….pero….pero….
Hoy al parecer el profe de gimnasia se ha puesto malo y nos han dado la
mañana libre.
Teresa y Tomás se fueron a dar un paseo al parque y yo fui tras ellos sin
que me vieran por si las moscas, de esa chica no me fio ni un pelo. Al cabo de
un minuto Tomás me llamo por el móvil para ver
si podía ir con ellos, claro está, que no se dio cuenta que estaba
detrás de un arbusto. Tardé 5 minutos en aparecer porque se supone que no estoy
espiando.
-Hermanita hablábamos de que he sido un afortunado.
-Por cierto , ¿Dónde está Teresa?-pregunté yo asustada.
-No se, me dijo que iría a comprar
unos kínders buenos . ¿Por qué?
-¡Tomás! ¡Tomás! Mi zapato, mi zapato me lo han robado-alborotó Teresa llegando desesperada.
-¿Qué ha pasado?-preguntamos los
dos alarmados.
-Siéntate y tranquilízate, a ver, ¿Qué ha pasado?-le pregunté yo si temor
a encontrarme lo peor.
-Estaba comprando los kínders buenos y de repente noté algo en el pie
izquierdo, miré hacia abajo y no vi a nadie, volví a mirar y unas manos
delicadas me desataban los cordones. Eché una mirada hacia atrás y alguien
encapuchado y con mi zapato salió corriendo. Me di cuenta de que no llevaba mi
zapato. Mientras que os buscaba recordé como era. Era rubio porque un largo
mechón de pelo le asomaba y lo tiene bastante largo. Es un muchacho de 12 años,
pues en la cartera que llevaba ponía 6º de primaria. Iba de negro al completo y
por detrás de la chamarra ponía la vida es vida.
-Ummm…. Yo sé quien es ese niñato,
le conozco, vive aquí en el parque y roba cualquier cosa, un día lo vi subiendo
a un árbol, allí tiene una casa del árbol muy bien escondida-comenté yo.
-Llévanos hasta él-me ordenó Tomás-ya le diré yo lo que le tengo que
decir.
-No está muy lejos, tardaremos un segundo- contesté.
Cuando llegamos al árbol correspondiente, empezamos a dar patadas al
árbol. El muchacho cayó desde arriba, menos mal que la altura no era alta.
Intento huir pero lo acorralamos y subimos a su casa. No costaba nada subir. Al
subir te sentías como un verdadero mono. Una vez arriba lo atamos a una silla
con una cuerda roja que tenía.
-¿Qué queréis?, solo soy un
huérfano y no tengo comida ni dinero-dijo entre dientes él con miedo
-¿Dónde está su zapato?- le preguntó Tomás furioso- dáselo, dáselo
-Si lo queréis, encontradlo-comentó con voz maligna.
Los tres nos pusimos a buscar el zapato entre tanta basura.
Pasó un cuarto de hora hasta que Teresa grito:
-¡¡¡Lo encontré!!!-grito tras ponérselo en el pie izquierdo.
-Y ahora dinos, ¿Por qué eres así?-pregunté yo cambiando de tono.
-Soy huérfano desde los 4. Yo solo aprendí a robar sin que nadie me viese. Viví un año en la calle y
a los 5, tras mucha práctica robé
madera, un martillo y clavos a un albañil y me hice esta casa. Hasta ahora
nadie me conocía.
-Te creo. ¿Tú querías una casa en condiciones?-preguntó Tomás.
-Sí, me gustaría mucho.
-Vende todo esto, excepto lo que te interese, a un buen precio. Te ayudaremos y luego compra
una casa pequeña para vivir. En cuanto a esto será nuestra caseta y nos
reuniremos todas las tardes, también podremos traer a la caseta comida y algún
que otro mueble-advertí yo.
-¡¡¡Vale!!!-gritaron los demás a coro.
Todo se arregló. San ahora era nuestro colega.
Teresa y Tomás se sentaron en un banco con migo.
-Tomás, María os tengo que contar un secreto que puede que me rechacéis
como amiga y novia…. yo cuando me enfado mucho…me…convierto…en …momia-nos reveló
con tristeza Teresa
-No importa eso no es nada-le dije yo-como amiga serás siempre muy buena
y también como novia, no importa lo que seas o en lo que te conviertas
procuraremos no enfadarte ji ji ji ji.
-Eso no importa lo bueno es que tenemos un nuevo amigo y que eres muy
maja y cariñosa-comento Tomás.
-Oyes, vamos, nos dieron una hora libre, bueno, aunque queda un poco será
mejor que volvamos al instituto, nos echaran la bronca- comenté yo con gracia.
Volvimos al instituto muy contentos.
Y esto es todo amigos, hasta la
próxima mini historia.
FIN
Hecho por: Marta
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