Nicolás
Cristóbal Guillén Batista (Camagüey, 1902 - La Habana, 1989) nació
el 10 de julio de 1902, en Camagüey, capital de la provincia cubana
del mismo nombre.
Su
padre murió, a manos de soldados que reprimían una revuelta
política, en 1917 y eso significó la ruina económica de la
familia, por lo que su madre tuvo que ocuparse de sus hijos.
El
joven Guillén termina sus estudios de bachillerato alrededor de
1919.
Poeta cubano, considerado el máximo representante de la llamada
poesía negra centroamericana, y poeta nacional de la isla por su
obra ligada a la cultura afrocubana.
Nicolás
Guillén estudió un año de derecho en La Habana, antes de abandonar
la universidad y volver a su ciudad donde trabajó como tipógrafo y
se dedicó al periodismo en la redacción de El Camagüeyano, en
cuyas páginas inició también su actividad literaria.
A
partir de 1925 Nicolás Guillén se instaló en la capital donde
participó activamente en la vida cultural y política de protesta,
lo que le supuso breves arrestos y períodos de exilio en varias
ocasiones.
En
1937, cuando había publicado ya sus primeros tres libros, ingresó
en el Partido Comunista de Cuba, fundado por su amigo y también
poeta R. Martínez Villena, y participó en el célebre Congreso por
la Defensa de la Cultura, realizado en Valencia en plena Guerra Civil
española, donde conoció a P. Neruda, R. Alberti, F. García Lorca y
O. Paz, y su obra alcanzó difusión europea.
A
su regreso a Cuba, Nicolás Guillén dirigió la revista Mediodía y
participó de los movimientos de vanguardia en las tribunas de Gaceta
del Caribe y Revista Avance. Pasó luego años de exilio, viajando
por Sudamérica, y en 1956 recibió el Premio Lenin de la Unión
Soviética, hasta que el triunfo de la Revolución castrista, en
1959, le permitió regresar a la isla, donde desempeñó distintos
cargos, como la presidencia de la Unión de Escritores, desde 1961, y
misiones diplomáticas de relieve.
Además,
su poesía se hizo eco también de las inquietudes neorrománticas y
metafísicas del momento, como la trascendencia del amor y la muerte
que ocuparon un espacio importante en su obra. Otras obras en esta
dirección fueron: Tengo(1964),
donde manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria y Poemas
de Amor,
que apareció el mismo año. Más tarde publicó títulos como El
gran zoo(1967),
La
rueda dentada (1972),
El
diario de a diario(1972)
y Por
el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977).
Además, en Prosa
de prisa (1975-1976)
recogió una selección de sus trabajos periodísticos. Y aún dentro
de su poesía cabe destacar el singular Poemas
para niños y mayores de edad (1977),
donde siguió demostrando su gran capacidad para conjugar
preocupaciones diversas y encontrar formas de expresión
constantemente renovadas.
POR:
GANIA
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