miércoles, 9 de enero de 2013

NOCHE SINIESTRA

NOCHE SINIESTRA.....

         En una noche de luna llena, un grupo de boy scouts del campamento  "Vampiros de la noche", pasaban el rato contando historias de vampiros, Martín era muy bueno con ese tipo de relatos, pero lo que ellos no esperaban era lo que iba a pasar...
En un lugar no muy alejado del Campamento llamado "monte La Muela", apareció un vampiro llamado Conde Drácula. El Conde venía de Transilvania, con sus hermosas hijas Laura y Raquel. Lo que nadie sabía, es que bajo su elegante fachada de Conde, este escondía un secreto. Era el culpable de la reciente muerte del ganado de la zona, vacas y ovejas, pues los mordía hasta saciar la sed con su sangre animal.
Una noche, la víctima no fue un animal, fue un humano. Un granjero de la granja "Las Animas".
El granjero estaba llevando un carro de silo para sus vacas, este se volcó y nada se supo del buen hombre hasta el día de hoy, porque se convirtió en muerto viviente, como si fuese un zombi, con gusanos por la cabeza y al ver  sus colmillos todos sabían que era un vampiro que andaba por los alrededores, justo donde estaban ellos acampados.
El grupo empezó a oír sacudirse las ramas y se asustaron por si era el Conde y sus hijas Laura y Raquel, o quien sabe si el granjero zombi. Se encerraron en la tienda de campaña y se dieron cuenta de que faltaba su líder el monitor Miguel, no sabían donde estaba hasta que entró en la tienda de campaña. Le preguntaron dónde había estado.
-"He sido mordido por Laura, soy un vampiro y  voy a saborear de uno en uno vuestra dulce sangre"- contestó Miguel.
Todos echaron a correr, menos el más pequeño que fue su primera víctima, mientras a los demás el conde y sus hijas Laura y Raquel les perseguían por el monte hasta el campamento, en Matienzo (Valle de Ruesga).
Todo Ruesga se asustó al leer el periódico "El Diario de Ruesga" que daba noticias de las localidades de Matienzo, Riva, Valle, Alcomba, Mentera y Barruelo. Todos sus habitantes hicieron sus maletas, menos el granjero de "La Mazuca", que iba a luchar para vengarse de todas las muertes sucedidas en su comarca.
Cuando subió al monte para buscar a los vampiros, se encontró con el grupo de scouts.
Después de que a todos se les pasara el susto, el granjero les explico quien era y sus intenciones de vengarse y todos los chicos decidieron unirse al granjero y trazaron un plan. Se armarían con estacas de avellanos de distintos tamaños y con ristras de ajos, para protegerse de los vampiros, e irían en su busca.
Mario, que era uno de los scouts, sugirió poner cuerdas con campanos, colocados de árbol a árbol, para cuando los vampiros se acercaran por el bosque, saber el lugar exacto donde se encontraban, y poder atacarlos por sorpresa.
Se escondieron en el pinar detrás de un remolque azul, que utilizaba el granjero como bebedero de su ganado, y esperaron el sonido de los campanos.
A media noche, empezaron a sonar los campanos y todos al mismo tiempo salieron corriendo al ataque de los chupasangres. La batalla fue dura, pero consiguieron matar a Raquel, la hija del Conde y a Miguel, su antiguo monitor en el grupo scout.
Alguno de ellos salió herido de la batalla, pero nada grave. Volvieron al pinar para curarse y descansar y así poder batallar la noche siguiente.
Durante toda la tarde, esperaron en silencio junto al bebedero, para poder escuchar el sonido de los campanos, pero los vampiros eran más listos de lo que ellos pensaban, y no volvieron a caer en su trampa, les atacaron por la espalda en el mismo pinar.
Los scouts y el granjero lucharon con todas sus fuerzas contra el pequeño ejército de vampiros y uniendo sus habilidades, sagacidad y su fuerza, vencieron a los vampiros clavándolos las estacas de avellanos que construyeron el día anterior.
Todos los habitantes del Valle de Ruesga, volvieron a sus casas y como agradecimiento a los boy-scouts y al granjero de "La Mazuca", celebraron una gran fiesta con un banquete navideño, al que quedaron todos invitados.
                                                                                    Mario García
FIN

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